viernes, 2 de noviembre de 2007

BOGOTÁ, ¿DAMNIFICADA POR PELEA ENTRE URIBE Y EL POLO?

El distanciamiento entre el Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez y el alcalde electo de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, perteneciente al partido Polo Democrático, puede perjudicar a la capital colombiana porque la solución de problemas álgidos del Distrito Capital es impensable sin el concurso del Gobierno Nacional. Aunque es muy temprano para predecir el futuro de la relación entre tan altos funcionarios, es claro que este episodio no es ninguna “chiripiorca” del Presidente como ligeramente lo ha sugerido el actual alcalde, Luis Eduardo Garzón. La consolidación del Polo Democrático en Bogotá, producto del triunfo de Moreno Rojas, es un avance de la Izquierda en su pretensión de llegar a la Presidencia de la República en el 2010, mensaje que Uribe tiene claro y que lo debe tener en extremo preocupado. El Presidente ha reiterado en distintos escenarios que la sucesión presidencial es un asunto de la mayor importancia, pues, según él, no se puede permitir un retroceso en los avances logrados a través de su programa de “Seguridad Democrática” y, por lo tanto, en el 2.010 debe seguir alguien de su misma corriente ideológica en la Presidencia de la República. Eso lo ha dicho con claridad y vehemencia. De lo anterior se deduce que Uribe no va a contribuir al lucimiento de Samuel Moreno en la Alcaldía. Es de presumir, entonces, que el apoyo presupuestal a Bogotá desde el Gobierno Nacional sea mínimo en los próximos años. Tal situación dejaría tambaleando uno de los proyectos bandera de Moreno Rojas: la iniciación del Metro; iniciativa esta inexplicablemente criticada por personas que tienen una visión moderna de ciudad como Enrique Peñalosa, pero que indudablemente es una una necesidad inaplazable para solucionar los problemas de transporte masivo en Bogotá, que no se sortean con un sistema flexible como Transmilenio, sino con uno rígido como el Metro. Si Medellín lo tiene, Bogotá ¿por qué no?. Transmilenio es muy vulnerable y en cualquier momento colapsa. La ciudad ya ha presenciado situaciones muy críticas como consecuencia de la obstrucción de las calzadas de este sistema. Lástima que en el la lucha por el poder entre dos tendencias políticas radicalmente opuestas, Bogotá tenga que llevar la peor parte.

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